Retinopatía hipertensiva
La retinopatía hipertensiva se puede dar en personas que padecen hipertensión arterial. A veces se diagnostica hipertensión arterial raíz de la observación del ojo en una persona asintomática.
Las arterias retinianas no tienen una lámina elástica ni musculatura para regular su caudal. La hipertensión provoca cambios arterioscleróticos que reducen el diámetro de las arterias. Esto hace subir la presión.
Este aumento de presión hace que primero haya una reducción general de las arterias pequeñas de la retina, después más marcado localmente. El reflejo de las arterias pequeñas cambia ( "hilo de cobre" al inicio, luego "hilo de plata"). También se afectan los cruces entre arteriolas y vénulas. Más adelante, aparecen pequeñas homorragias, exudados y en estadios más avanzados, exudados en forma de estrella macular. Al final, hay edema de la papila óptica.
La mayoría de pacientes no tienen síntomas. Los que sí, dolor de cabeza y visión borrosa.
El tratamiento es médico. Lo más importante es controlar la presión arterial sistémica y promover buenos hábitos alimentarios y de vida, así como la práctica deportiva.