Degeneración macular asociada a la edad
La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es una enfermedad de la retina central. A medida que nos vamos haciendo mayores, se produce una merma acumulativa en la retina debido a estrés oxidativo y de la esclerosis vascular. La función fisiológica normal de las células del epitelio pigmentario de la retina se estropea porque la degradación de los discos de los fotorreceptores, ricos en lípidos, lleva a la formación de depósitos tóxicos de restos intracelulares (lipofucsina) y extracelulares (drusas).
La mayor parte de los casos se dan en personas mayores de 80 años, siendo más alta la incidencia a medida que se cumplen años. Los factores de riesgo principales son: el tabaco, la hipertensión alta, el colesterol y una dieta alta se grasas saturadas y baja en pescados y verduras.
Hay una clasificación en dos grupos principales de la DMAE: la seca y la húmeda. La primera corresponde al 90% de los casos y es de progresión lenta y la segunda, es un 10% pero es rápida y es un 90% de los casos de pérdida de visión.
DMAE seca
DMAE exudativa
Al principio, no hay muchos síntomas en la DMAE seca, pero a medida que progresa se nota un esfuerzo creciente en la adaptación a la oscuridad, más necesidad de luz al leer o coser. Más adelante hay dificultad en reconocer las caras, conducir o leer. La percepción del color se ve afectada y la sensibilidad al contraste disminuye y al final se ven las imágenes distorsionadas. No hay un tratamiento farmacológico en la actualidad. Sí se dan unas cápsulas de antioxidantes, zeaxantina, luteína y omega 3 para mantener y retrasar la progresión. En casos avanzados, funciona muy bien el uso de filtros especiales para mejorar el contraste y la calidad de visión.
Imagen simulada de una persona con DMAE seca muy avanzada
En la DMAE húmeda, se producen hemorragias que disminuyen de forma brusca la agudeza visual. Actualmente, el tratamiento se hace con unas inyecciones de anticuerpos monoclonales.